
A partir del siglo IV, se desarrolló en la ciudad de Bizancio, el llamado arte bizantino,
que se expandió a todo el Imperio Romano de Oriente, a partir del siglo VI.
Esencialmente religioso, sus retratos aparecen inmutables y estáticos, con
reproducciones bíblicas exactas,
según el control de la iglesia.
En la arquitectura, se destacaron en el uso de arcos, donde lograron acoplar,
bajo la influencia asiática, una cúpula circular, a un edificio cuadrado

Durante el imperio carolingio, Carlomagno, a partir del Siglo VIII, dio lugar a un período
conocido como arte medieval temprano o renacimiento carolingio,
que se extendió hasta el siglo XI. Tomando los modelos bizantinos,
construyó iglesias, con cuerpo central en forma octogonal y cubiertas por amplias
bóvedas.
Pero sin duda, son las catedrales la que lo llevan a su máxima expresión,
construidas en el centro de la
ciudad. Por ejemplo, se destacan en Francia, Norte Dame de París,
Chartres, Reims y Amiens, aunque se considera como su primera
expresión la abadía de Saint Denis, cerca de París, bajo la dirección
del abad Suger. Servían no sólo a fines religiosos, sino como sitio de
reunión de las corporaciones y para celebrar fiestas de carácter popular

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